Manuel Frutos Llamazares nace en León en el año 1935. 
Desde muy pequeño se hace patente su gran habilidad para la pintura. En el año 1961 comienza los estudios de Bellas Artes. 
Es entonces cuando sus cuadros incorporan formas orgánicas presentadas a través de una visión abstracta, formas orgánicas que aparecen como alternativa a las orientaciones estilísticas dominantes. 
Son los años setenta y se traslada a Gran Canaria. Allí Llamazares conoce los bordados de aquella tierra elaborados en tela de lino duro y a partir de entonces el bastidor queda a la vista y puede verse la pared, quedando las arpilleras en la parte inferior. El espectador tiene la sensación de poder entrar en el cuadro, de poder hacerlo físicamente; y Llamazares siente tal visualización como una liberación. 
En el período 1976-1980, años en los que residió en Cataluña, en los cuadros de Llamazares va apareciendo cada vez más tela. Emerge entonces su formación técnica; afloran la geometría, el equilibrio, la composición. La tela es lino crudo. Es el “constructivismo geométrico”; la materia, la norma como reflexión de las formas creadas por la naturaleza o por el hombre. 
En 1981 se traslada a Torre Pacheco (Murcia), en la que será ya la residencia definitiva del pintor. La etapa que transcurre desde aquel año hasta 1988 contempla diferentes formas de abordar la obra: primero surgirá el color (blanco, negro y algunos ocres); luego abandona el color y trabaja con “blancos puros”. En estos cuadros es importante el juego de luces y sombras. Ya no se trata de “entrar” en el cuadro. Se trata de “salir” de él. 
La obra se estructura con formas geométricas (“formas emergentes”)que nacen de aquélla; pero más adelante el pintor renuncia a ese camino para retomar las formas geométricas “planas”, un retorno “dentro” del cuadro. Desde esas “formas planas” la obra evoluciona hacia una dinámica de finísimas líneas y entramados superando la división entre pintura y escultura, es decir, entre el objeto bi y tridimensional. 
Nuestro autor concibe la posibilidad de crear planos de volumen en varias capas e incorporar un nuevo elemento: la luz. La proyección asimétrica de sus estructuras forradas en tela de lino consigue crear, de forma abstracta, la ilusión del volumen. Sobre esas estructuras se sustentan diferentes temáticas (cráneos de animales, personajes de su entorno...) planteándose así la posibilidad de trabajar el “figurativismo”. Llamazares se da cuenta entonces de que con la mencionada técnica puede hacerse figurativismo, por lo que a partir de este momento abandona el constructivismo y todos sus cuadros responden a una temática figurativa. 
Llamazares destacó por ser un artista con cierto aire caótico y disperso con periodos de gran producción artística seguidos de otros momentos en los que era incapaz de entrar en su estudio . Meticuloso y perfeccionista, su obra es una mezcla de trabajo artesanal y virtuosismo clásico. Su independencia económica le llevó a producir una obra alejada de los intereses económicos que la hubieran llevado a ser más dependiente de las exigencias de la demanda pero que hicieron de su producción un ejemplo de autenticidad, carente de los condicionamientos histórico-artísticos en el que le tocó vivir. 
Consciente o inconscientemente nunca buscó el reconocimiento público y su carácter inconstante y aislacionista hizo que dejara pasar una y otra vez las posibles “oportunidades” que hubieran situado a Llamazares en un lugar preponderante en el mundo del arte. 
Llamazares falleció en 2010. 

Frutos Llamazares was born in León in 1935. 
From a very young age his great ability to paint is evident. In 1961 he began his studies in Fine Arts. 
It is then that his paintings incorporate organic forms presented through an abstract vision, organic forms that appear as an alternative to the dominant stylistic orientations. 
It is the seventies and he moves to Gran Canaria. There Llamazares knows the embroidery of that land made of hard linen fabric and from then on the frame is visible and you can see the wall, leaving the burlap at the bottom. The viewer has the feeling of being able to enter the painting, of being able to do it physically; and Llamazares feels such visualization as a liberation.
 In the period 1976-1980, years in which he lived in Catalonia, in the paintings of Llamazares more and more fabric appears. Then his technical training emerges; geometry, balance, composition emerge. The fabric is raw linen. It is "geometric constructivism"; matter, the norm as a reflection of the forms created by nature or by man. 
In 1981 he moved to Torre Pacheco (Murcia), where it will be the definitive residence of the painter. The stage that runs from that year until 1988 contemplates different ways of approaching the work: first the color will emerge (white, black and some ochres); then he abandons color and works with "pure whites." In these paintings the play of light and shadow is important. It is no longer a question of "entering" the picture. It's about "getting out" of it. 
The work is structured with geometric shapes ("emergent forms") that are born from it; but later the painter renounces that path to resume the "flat" geometric forms, a return "inside" the painting. From these "flat forms" the work evolves towards a dynamic of very fine lines and lattices overcoming the division between painting and sculpture, that is, between the two- and three-dimensional object. 
Our author conceives the possibility of creating volume planes in several layers and incorporating a new element: light. The asymmetrical projection of its structures lined in linen fabric manages to create, in an abstract way, the illusion of volume. On these structures are based different themes (skulls of animals, characters from their environment ...) thus raising the possibility of working on "figurativism". Llamazares then realizes that with the aforementioned technique figurativism can be made, so from this moment he abandons constructivism and all his paintings respond to a figurative theme. 
Llamazares stood out for being an artist with a certain chaotic and dispersed air with periods of great artistic production followed by other moments in which he was unable to enter his studio. Meticulous and perfectionist, his work is a mixture of craftsmanship and classical virtuosity. Her economic independence led her to produce a work far from the economic interests that would have led her to be more dependent on the demands of demand but that made her production an example of authenticity, lacking the historical-artistic conditions in which she had to live. 
Consciously or unconsciously he never sought public recognition and his fickle and isolationist character made him let pass again and again the possible "opportunities" that would have placed Llamazares in a preponderant place in the art world. Llamazares passed away in 2010.
Manuel Frutos Llamazares nace en León en el año 1935. Desde muy pequeño se hace patente su gran habilidad para la pintura. En el año 1961 comienza los estudios de Bellas Artes. Es entonces cuando sus cuadros incorporan formas orgánicas presentadas a través de una visión abstracta, formas orgánicas que aparecen como alternativa a las orientaciones estilísticas dominantes. Son los años setenta y se traslada a Gran Canaria. Allí Llamazares conoce los bordados de aquella tierra elaborados en tela de lino duro y a partir de entonces el bastidor queda a la vista y puede verse la pared, quedando las arpilleras en la parte inferior. El espectador tiene la sensación de poder entrar en el cuadro, de poder hacerlo físicamente; y Llamazares siente tal visualización como una liberación. En el período 1976-1980, años en los que residió en Cataluña, en los cuadros de Llamazares va apareciendo cada vez más tela. Emerge entonces su formación técnica; afloran la geometría, el equilibrio, la composición. La tela es lino crudo. Es el “constructivismo geométrico”; la materia, la norma como reflexión de las formas creadas por la naturaleza o por el hombre. En 1981 se traslada a Torre Pacheco (Murcia), en la que será ya la residencia definitiva del pintor. La etapa que transcurre desde aquel año hasta 1988 contempla diferentes formas de abordar la obra: primero surgirá el color (blanco, negro y algunos ocres); luego abandona el color y trabaja con “blancos puros”. En estos cuadros es importante el juego de luces y sombras. Ya no se trata de “entrar” en el cuadro. Se trata de “salir” de él. La obra se estructura con formas geométricas (“formas emergentes”)que nacen de aquélla; pero más adelante el pintor renuncia a ese camino para retomar las formas geométricas “planas”, un retorno “dentro” del cuadro. Desde esas “formas planas” la obra evoluciona hacia una dinámica de finísimas líneas y entramados superando la división entre pintura y escultura, es decir, entre el objeto bi y tridimensional. Nuestro autor concibe la posibilidad de crear planos de volumen en varias capas e incorporar un nuevo elemento: la luz. La proyección asimétrica de sus estructuras forradas en tela de lino consigue crear, de forma abstracta, la ilusión del volumen. Sobre esas estructuras se sustentan diferentes temáticas (cráneos de animales, personajes de su entorno...) planteándose así la posibilidad de trabajar el “figurativismo”. Llamazares se da cuenta entonces de que con la mencionada técnica puede hacerse figurativismo, por lo que a partir de este momento abandona el constructivismo y todos sus cuadros responden a una temática figurativa. Llamazares desatacó por ser un artista con cierto aire caótico y disperso con periodos de gran producción artística seguidos de otros momentos en los que era incapaz de entrar en su estudio . Meticuloso y perfeccionista, su obra es una mezcla de trabajo artesanal y virtuosismo clásico. Su independencia económica le llevó a producir una obra alejada de los intereses económicos que la hubieran llevado a ser más dependiente de las exigencias de la demanda pero que hicieron de su producción un ejemplo de autenticidad, carente de los condicionamientos histórico-artísticos en el que le tocó vivir. Consciente o inconscientemente nunca buscó el reconocimiento público y su carácter inconstante y aislacionista hizo que dejara pasar una y otra vez las posibles “oportunidades” que hubieran situado a Llamazares en un lugar preponderante en el mundo del arte. Llamazares falleció en 2010.